La Avenida Alvarez Thomas tiene su historia como cualquier otra y no por eso deja de tener su particularidad. Desde aquel estacionamiento de los tranvías en la plaza San Miguel de Garicoitsz hacia los tiempos que los medios de locomoción eran éstos hasta el día de hoy han pasado varias cosas que sería muy largo citarlas ahora y sin embargo, su presente ha tomado características propias a las que hay que atender en función de resguardar ciertos inconvenientes.
El accidente de la adolescente que perdió la vida semanas atrás no fue una casualidad sino y por el contrario la consecuencia que Alvarez Thomas se acerca demasiado a una autopista por algunas razones: primero los continuos embotellamientos causados por la estación colegiales cuando todavía no se había comenzado a hacer la obra; segundo, porque llegando desde el centro por la avenida Alvarez Thomas el tránsito es más fluido para llegar hasta la Avenida Cabildo tomando justamente por Alvrez Thomas o por Elcano que someterse a los avatares de la avenida Federico Lacroze.
Los últimos tiempos han demostrado un mayor aumento de la velocidad tanto sea en colectivos, autos y motos que, como hemos dicho, se acrecienta al doblar por Jorge Newbery viniendo desde la Avenida Córdoba.
Nuestra propuesta en función de evitar la posibilidad de nuevos accidentes son los los reductores de velocidad que deberían estar en esta avenida construyéndolas en la calle Maure, en el cruce de Federico Lacroze y luego, posteriormente en en la calle Palpa enfrente al Colegio San Pablo y en otros pasos a definirse.
No fue una casualidad el accidente cuando el chofer del colectivo desvió su vista ante el paso de la moto y menos que la adolescente haya cruzado con luz verde Federico Lacroze.
Fue el efecto y no la causa para decirlo en otros términos.
Pero además también es un llamado de atención para cuando la obra de la estación Colegiales esté concluida y que no se convierta en otra autopista. No decimos que va a hacer así. Sólo decimos que podría darse este caso y por tal prevenirlo.
Esta es nuestra propuesta y que sometemos a consideración de las autoridades del gobierno porteño con la sola intención de sumar a la cultura de la prevención, una cultura que deberíamos cultivar en una ciudad que va creciendo no muy lentamente y sin mucha pausa.
Hacemos votos para que la misma sea escuchada y considerada.