Agradecemos a la Licenciada en nutrición Laura Ortega MN 12.294, quién nos comparte el siguiente artículo sobre «Nutrición y Bienestar».
La lectura nos acerca la importancia de ganar conciencia en nuestros hábitos alimenticios, como un plan de vida integral que nos acompañe en lo cotidiano. Aprendiendo a escucharnos, priorizando conductas saludables fisicas como emocionales que nos sirva como pilar en nuestra vida y para nuestro cuerpo.
Por años, la idea de “hacer dieta” estuvo asociada a prohibiciones, listas de alimentos permitidos y prohibidos, pesar porciones y contar calorías. Sin embargo, hoy la evidencia científica y la experiencia clínica muestran que ese enfoque rígido no solo es poco sostenible, sino que puede resultar contraproducente para la salud física y emocional.
En la actualidad, la nutrición está cambiando hacia un modelo más integrador, donde la alimentación se comprende como parte de un estilo de vida y no como un plan temporal que empieza y termina.
El problema de las dietas rápidas.
Las dietas muy restrictivas suelen generar una baja de peso inicial rápida, pero esto se debe principalmente a la pérdida de agua, grasa y masa muscular. El cuerpo, interpretando la restricción como una amenaza, responde disminuyendo el metabolismo basal para ahorrar energía. Con el tiempo, esto favorece la recuperación del peso perdido e incluso la ganancia adicional, fenómeno conocido como “efecto rebote”. Y este peso aumentado corresponde a masa grasa, no muscular, aumentando así el riesgo de sarcopenia (pérdida de masa muscular).
Además, la rigidez alimentaria se asocia a mayor estrés, ansiedad y una relación conflictiva con la comida, donde comer deja de ser un acto natural y pasa a vivirse como control, culpa o castigo.
Nuevos enfoques como la alimentación consciente, la educación nutricional y el acompañamiento profesional a largo plazo muestran mejores resultados en salud y mantenimiento de peso. La clave está en aprender a comer, no en dejar de comer.
Este cambio implica:
– Reconocer el hambre y la saciedad.
– Incorporar alimentos variados y culturalmente significativos.
– Priorizar alimentos frescos y mínimamente procesados.
– Organizar comidas y colaciones de manera realista.
– Permitir flexibilidad y placer en la alimentación.
Comer no es solo nutrición: es cultura, familia, encuentro, memoria y disfrute.
Un enfoque más humano y sostenible
La salud no se mide solo en números de balanza. Se construye en hábitos que se sostienen en el tiempo. La nutrición moderna propone acompañar, educar y ayudar a cada persona a encontrar un estilo de alimentación que pueda practicar toda su vida.
En lugar de preguntarnos “¿qué dieta empiezo el lunes?”, podríamos preguntarnos:
– ¿Qué hábito pequeño puedo sumar hoy?
– ¿Cómo puedo comer de forma más consciente?
– ¿Qué alimentos me aportan energía, bienestar y placer?
La verdadera transformación está en lo cotidiano.
Laura Ortega Licenciada en Nutrición MN 12.294, IG: @sweetyntegral Contacto: 113 117 0101 sweetyntegral@gmail.com
Te invitamos a leer la anterior nota de la Lic. Laura Ortega sobre Obesidad y composición Corporal
















