Científicos del CONICET desarrollaron Vaccimel, un tratamiento innovador que ya está disponible para pacientes con melanoma en estadios tempranos y alcanzó una eficacia del 72,8% en ensayos clínicos.
Una innovación científica argentina ofrece una nueva alternativa para enfrentar el melanoma cutáneo, la forma más letal del cáncer de piel. Vaccimel, desarrollada tras tres décadas de investigación liderada por científicos del CONICET, junto con investigadores de los Institutos Leloir y Alexander Fleming, ya cuenta con la aprobación de ANMAT y está disponible en el Hospital de Oncología Marie Curie de la Ciudad de Buenos Aires.
Este tratamiento representa un cambio de paradigma respecto a las vacunas tradicionales. Mientras que las vacunas convencionales previenen enfermedades antes de que aparezcan, Vaccimel actúa como una terapia celular que se administra cuando el paciente ya padece la enfermedad. Su objetivo es estimular el sistema inmunológico para que reconozca y elimine las células tumorales que puedan haber permanecido en el organismo tras la cirugía.
El tratamiento está dirigido específicamente a personas en estadios dos y tres del melanoma, aquellos casos con riesgo medio-alto de recaída, una vez que se ha extirpado el lunar canceroso. Consta de trece dosis administradas durante dos años, y según el laboratorio encargado de su producción, no presenta efectos adversos significativos.
Los resultados clínicos demuestran una eficacia del 72,8%, superando ampliamente al Interferón Alfa 2, que era el tratamiento estándar para estos casos. En Argentina se registran aproximadamente 1700 casos de melanoma por año, de los cuales un 25 por ciento podría beneficiarse con esta terapia. A nivel global, se proyecta que en 2025 unas 106 mil personas desarrollarán melanoma, con cerca de 8400 fallecimientos estimados.
Una investigadora del CONICET que participó en el proyecto desde 2002 explica que el desafío central fue comprender cómo el cáncer logra evadir las defensas naturales del cuerpo. Los pacientes vacunados lograron evitar significativamente las recaídas o experimentarlas mucho más tarde en comparación con el medicamento estándar.
El camino hasta llegar a esta aprobación comenzó hace 35 años, con un equipo de aproximadamente 60 personas dedicadas a la inmunoterapia oncológica. El grupo decidió concentrarse en el melanoma por ser un tumor con alta prevalencia de pacientes y escasos avances terapéuticos en ese momento. El proyecto inicial se enfocaba en el cáncer de mama, pero las dificultades llevaron al equipo a replantear su estrategia y buscar un tipo de tumor que no hubiera sido tratado previamente con quimioterapia.
Un especialista en oncología de la Universidad Nacional de Quilmes destaca que Vaccimel funciona como una vacuna terapéutica que dirige las defensas del paciente contra antígenos específicos de las células de melanoma. La expectativa incluye su posible combinación con otras inmunoterapias ya establecidas, como los inhibidores de punto de control que activan de manera más general la inmunidad en los pacientes oncológicos.
El desarrollo de Vaccimel ejemplifica la articulación entre el sector público y privado. El Laboratorio Pablo Cassará adquirió la licencia del desarrollo inicial del CONICET, realizó el escalado industrial y las adecuaciones necesarias para cumplir con las normativas regulatorias, completando los estudios clínicos de fase 2 y 3 que permitieron la autorización de ANMAT. Esta cooperación entre instituciones públicas de investigación y empresas privadas refleja un modelo que se replica en países desarrollados, donde las universidades generan las ideas y el sector privado aporta el respaldo económico y financiero.
Aunque no se comercializa en farmacias, los pacientes pueden acceder a través del circuito habitual de medicamentos oncológicos según su cobertura de salud. El precio elevado de esta tecnología hace que la cobertura sea un factor determinante en su accesibilidad.
El equipo científico continúa investigando para mejorar los resultados. Buscan biomarcadores que permitan identificar qué pacientes se beneficiarán más con Vaccimel, trabajan en aumentar la capacidad antigénica de la vacuna y analizan la posibilidad de combinarla con anticuerpos monoclonales para incrementar su eficacia. Los investigadores estudian las características de las biopsias y la respuesta inmune en muestras de sangre obtenidas antes y después de la vacunación para identificar cuáles son los antígenos específicos en las células de melanoma.
Los estudios realizados revelan que los linfocitos promovidos por la vacuna persisten en la sangre durante al menos cuatro años después de la primera dosis, migrando hacia el tumor para destruir células malignas. Los primeros signos de respuesta suelen manifestarse alrededor de los seis meses de iniciado el tratamiento. Generalmente, los dermatólogos son quienes detectan el melanoma y luego derivan a los oncólogos para definir el tratamiento adecuado.
Este avance argentino en inmunoterapia oncológica marca un hito significativo y abre caminos para el tratamiento de otros tipos de cáncer. La inmunoterapia oncológica ha sido calificada por la revista científica Science como uno de los hitos destacados en la investigación del cáncer, precisamente porque aprovecha las defensas naturales del cuerpo sin generar efectos secundarios dañinos como ocurre con la radio y quimioterapia convencionales.
Este desarrollo integral en suelo argentino demuestra la capacidad científica del país y anticipa un cambio fundamental en cómo se aborda esta enfermedad, posicionando a la inmunoterapia como una de las herramientas principales para tratar el cáncer en el futuro.
Fuentes consultadas: Página/12 y Hospital Italiano de Buenos Aires
















