Febrero es el mes de los humedal, y cada de 2 de febrero se conmemora el **Día Mundial de los Humedales**, fecha establecida en 1997 para recordar la firma de la Convención de Ramsar (Irán, 1971), el primer tratado internacional centrado en la conservación y uso sostenible de estos ecosistemas. Actualmente, 172 países forman parte de este acuerdo, que designa sitios Ramsar de importancia global.
El 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales, fecha establecida en 1997 para recordar la firma de la Convención de Ramsar (Irán, 1971), el primer tratado internacional centrado en la conservación y uso sostenible de estos ecosistemas. Actualmente, 172 países forman parte de este acuerdo, que designa sitios Ramsar de importancia global.
Los humedales son áreas donde el agua —dulce, salada o mezclada— es el factor determinante. Incluyen manglares, lagunas, turberas, ríos y marismas, entre otros. Cubren el 6% de la superficie terrestre, pero albergan el 40% de las especies del planeta y proveen agua dulce a 4.000 millones de personas . Funcionan como esponjas naturales que mitigan inundaciones, filtran contaminantes y almacenan carbono —hasta 55 veces más que los bosques—, siendo clave frente al cambio climático.
Reserva Ecológica Costanera Sur: Un Refugio Urbano
En la Ciudad de Buenos Aires, los humedales se concentran en áreas protegidas como la Reserva Ecológica Costanera Sur, declarada Sitio Ramsar en 2005 por su relevancia global. Con 350 hectáreas, este espacio alberga lagunas como la de los Coipos, que regulan la temperatura urbana (reduciéndola hasta 5°C durante olas de calor) y absorben agua durante inundaciones, actuando como «esponjas naturales» . Además, su restauración hídrica —mediante un sistema que conecta el Río de la Plata con las lagunas internas— ha revitalizado la biodiversidad, incluyendo aves migratorias y mamíferos como coipos .
Nordelta: urbanización vs. hábitat nativo
El caso de Nordelta, un complejo urbano construido sobre humedales en Tigre, ilustra los conflictos entre desarrollo inmobiliario y conservación. Este emprendimiento, iniciado en 1999, transformó 1.500 hectáreas de humedales —hábitat histórico del carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris)— en barrios privados con lagos artificiales. La reducción de su entorno natural, sumada a la sequía del Paraná y los incendios en el Delta (2020-2021), forzó a estos roedores a ocupar zonas urbanizadas, generando encuentros inesperados con residentes .
La pandemia de COVID-19 exacerbó esta dinámica: la menor circulación humana permitió a los carpinchos explorar áreas antes evitadas, como jardines y calles internas . Aunque no son agresivos, su interacción con mascotas y vehículos ha generado tensiones, evidenciando la falta de estudios ambientales previos al desarrollo urbano.
La pérdida de humedales periurbanos —por expansión inmobiliaria o alteración hidrológica— desplaza a la fauna hacia zonas residenciales. Por ejemplo, la «pampeanización» (transformación de humedales en tierras agrícolas o urbanas mediante drenajes) fragmenta los corredores ecológicos, obligando a especies como los carpinchos a adaptarse a entornos humanos .
Amenazas y desafíos
En Buenos Aires, los humedales enfrentan:
- Presión inmobiliaria: Terrenos más baratos en zonas inundables incentivan proyectos sin evaluaciones de impacto ambiental rigurosas .
- Falta de regulación nacional: Argentina no cuenta con una Ley de Humedales, lo que deja su protección sujeta a iniciativas provinciales fragmentadas .
- Cambio climático: Sequías e incendios reducen la resiliencia de estos ecosistemas, aumentando su vulnerabilidad .
La presencia de carpinchos en áreas urbanas no es una «invasión», sino un síntoma de la degradación de humedales. Proteger estos ecosistemas, mediante leyes integrales y planificación urbana sostenible, es clave para mitigar inundaciones, regular el clima y preservar la biodiversidad.
El Día Mundial de los Humedales no es una celebración, sino una alerta. En Buenos Aires, la conservación de los humedales exige urgentes medidas basadas en ciencia, participación comunitaria y políticas que equilibren desarrollo y sostenibilidad. Como advierte la Convención Ramsar: proteger estos ecosistemas es proteger nuestro futuro común.