«Yo Soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá».
Con 88 años, hoy nuestro Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco falleció. Después de una febril actividad en esta Semana Santa 2025, el Vaticano anunció que Francisco murió a las 7,35 h. en Santa Marta, Roma.
Desmejorado, activo, casi presuroso, hizo sus eventos eclesiásticos, tenía prisa, estábamos contentos y también desconcertados. Una especial Semana Santa, luego de su enfermedad, una Pascua tan especial… era la suya. Sabemos que fue grave su enfermedad y que él la afrontó con valentía, hoy sabemos que había manifestado:
«Dediqué todos mis dolores por la Paz del Mundo a nuestro Señor Jesucristo».
Nos quedamos solos, él que no se callaba, él que hacía frente a la indiferencia, había cumplido su camino en la Tierra. Él que era el primero en llamar a los impiadosos y enrostrarles sus impiedades, Él que en Lampedusa había arrojado flores al mar por los sin patria, sin casa ni alimento, había sido capaz de recordar a los que el mar devolvía en un sudario de espumas, de niños a viejos, los invisibles del mundo que llamaban a la puerta que no abrió.
Él que había nacido porteño, era Ciudadano del Mundo, y había salido de Argentina para el gran Cónclave Papal, se había embarcado con pocas cosas, ligero de equipaje, hacia Roma. Dejando un par de zapatos de suela de goma, marrones, gastados. Y ya no volvió. Ni a su café, ni al subte, ni a la pizza, ni a la tierra querida.
Se había quedado en cada rincón querido junto a los suyos, su pertenencia. Que no eran tantos…
Más reconocido en el mundo que en nuestra tierra argentina.
Más admirado por su valentía de mostrarse como era. Ahora la distancia que impone la muerte quizá lo haga verlo como lo que es y fue: un valiente, humanista, el que puso el gesto y la firma para los sin nombre. El mismo que no paró hasta que el reloj biológico le dijo hasta aquí. Y se plantó en el primer lunes del Tiempo Pascual. Sabemos que lo esperan los brazos amorosos del Resucitado, su Madre, la Virgen María y la dicha de haber dejado todo por un mundo más humano y digno.
«Sustituyan los miedos por los sueños. No sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños».
Parece que fue ayer… cuando el 13 de marzo de 2013 popularizamos la frase Habemus Papam.
Asombrados, triunfalistas, nos faltaba un papa argentino. Nadie durmió en Argentina.
Por siglos, un Papa de América, del sur del mundo. Consagrado Obispo de Roma, la Eterna, del Estado Vaticano.
Para más datos desde Flores al mundo. De camiseta azul roja (San Lorenzo) y de filiación peronista. Un desafío para propios más que para el mundo.
El Hombre que visitó los ghetos del horror: hambre y guerras.
Francisco no fue un discurso, puso al hombre en el centro de la Historia y sus prioridades no resueltas, desde la Ecología, a la falta de medios y remedios para poner negro sobre blanco. La deshumanización de los vulnerables, las identidades postergadas y su acceso a puestos de trabajo y salud, las crisis de representatividad, hasta el peligro de una IA que deja campo raso en ciudades densamente pobladas.
Hizo frente a una jerárquica, más que rígida estructura medieval y a veces pudo, en pugilatos imponer un estilo que con la voz clara y la presencia, que lo diferenciaban del resto, no era blando ni débil, no padecía de sordera intelectual y mucho menos ética.
Visitó los infiernos de Gaza y no calló.
Visitó a los amigos, con un llamado por Internet, no se olvidó de ninguno. Hasta se olvidaba de decir que hablaban del Vaticano, solo un «habla Francisco», que por mucho sonaba a chanza.
Hoy que comienza su apologética, sabemos que hizo trabajos monumentales dentro de una estructura férrea, medieval.
Hoy el hombre que dignificó la condición humana, que alzó la voz allí donde el murmullo callaba las verdades nos propone una relectura de la vida de un cristiano. Su obra amplia, prolífica, monumental, la hallamos en sus encíclicas, que se agrandan y a las cuales volveremos para ampliar nuestros horizontes humanos, cuando la urgencia, -que es ahora- nos llame a dar el presente para honrar la Condición Humana, a contrapelo en este tiempo pascual.
Por siempre Gracias querido Francisco, por Siempre Agradecidos y caminando el sendero que nos lleva a un mundo más solidario y digno.
Jorge Mario Bergoglio. Papa Francisco.
Descansa en Paz.
