Parece que el caso de Camila Herbón, la bebé que nació muerta debida a una sobredosis médica, disparó otro de los grandes temas que hay que tratar en una sociedad madura sin pretendidos tutelajes inquisidores más cercano a lo ridículo que a una creencia religiosa.
Leemos en el portal www.elargentino.com:
“Selva Herbón sostuvo que su hija, de 2 años, está en estado vegetativo desde que nació. No llora, no parpadea, no traga, no se mueve y todos confirman que el estado de salud es irreversible. La mujer recordó que la niña «nació muerta, se la reanimó durante 20 minutos y se la conectó a un respirador artificial. Tuvo una encefalopatía crónica no evolutiva a raíz de la falta de oxígeno en el momento del parto por procedencia de cordón umbilical»
A partir de este hecho, la opinión pública –algo muy distinto a la opinión publicada- tomó cartas en el asunto dando cada uno de los actores sus opiniones todas de por sí válidas y necesarias.
No es el único caso y el primero de los damnificados son precisamente los pacientes, los enfermos, que deben por la fuerza aceptar que otros decidan por ellos.
“Ese cuadro se complicó con problemas respiratorios y cardiológicos hasta que llegó un momento en que el deterioro se hizo irreversible, por lo que los médicos consultaron a sus padres si querían que la conectaran a un respirador artificial, a lo que ellos se negaron ante la imposibilidad de hacer retornar los síntomas.
Caram afirmó que «si no se puede vivir dignamente, se debería poder morir dignamente». A su vez, Bustamante contó que su hija Melina González, de 19 años, quedó postrada por una enfermedad neurológica y había pedido la suspensión del tratamiento especial que estaba recibiendo para que le permitieran morir sin dolor. Sin embargo, el pedido no fue escuchado ante la posibilidad de que los profesionales pudieran ser acusados de no prestar la atención médica posible en caso de emergencia. La mujer sostuvo que el caso de su hija fue expuesto en España y como consecuencia existe hoy una nueva legislación a favor de la muerte digna”, sigue exponiendo el portal más arriba citado.
Creemos que toda opinión es válida, valiosa y necesaria; pero más que esto que se comience a debatir otro de los grandes temas que hacen al crecimiento de una sociedad que quiere pensar por si misma y no por aquello que pretendidos tutores le imponen.
Lo importante es abrir la puerta del debate, es abrir el diálogo y todo aquel que tenga que decir algo que lo exprese con total libertad.
Es esto lo que vienen haciendo médicos, legisladores, abogados, psicólogos, sacerdotes especializados en esta temática porque, como acertadamente dice el portal clarín.com “Una veintena de especialistas expusieron ayer sus opiniones sobre la muerte digna. Fue en una audiencia pública en el Senado, donde hay cinco proyectos sobre el tema. Todos los disertantes resaltaron la importancia del debate sobre una cuestión que hasta ahora parecía tabú. Y si bien se escucharon posturas disímiles, también hubo coincidencias, como dejar bien en claro que no se habla de eutanasia y que nadie busca el encarnizamiento terapéutico. Por el contrario, hubo un apoyo absoluto a la existencia de comités de bioética y de la puesta en práctica de los cuidados”
Es precisamente sobre esto en lo que hay que avanzar: en el debate sobre una cuestión que hasta ahoraparecía tabú.
Uno de los tantos, uno de aquellos temas que algunos decían: “Sobre esto no se habla”, expresión fuera de lugar del más alevoso oscurantismo…