Llegar a que se pueda empezar a poner casi la totalidad en práctica –porque aúnla Ley Cafiero sigue vigente con toda su fuerza- ha costado mucho e incluso, vidas humanas.
Sin embargo existe una verdad de perogrullo: los cambios que no se hacen por convicción se los hace por necesidad.
Cuando se llega a este extremo quedan sin sentido las palabras, los discursos, las peleítas de peluquería, incluso.
No vamos a negar que la ayuda de Nación, ciudad y provincia son importantes –vaya si lo son para quienes requieren la mínima ayuda o la no tan mínima cuando les entra el agua a sus domicilio, cuando un árbol cae sobre sus pertenencias o vuelan las chapas que anteriormente fueron el techo de la vivienda.
Aquí las cosas cambian. Acá cambian los hechos y se inician las obligaciones que es de esperar no deban hacerse por necesidad que ya es algo extremo.
Quienes hemos seguido las noticias de un lado y del otro, nos obligan a enterarnos, hemos tristemente caído en la cuenta como se sumaban los muertos por hora, por cada mediodía, cada veinticuatro horas: que eran cuatro, luego seis y ya andamos por casi veinte muertos, cifras que gusten o no llaman a actuar de modo diferente a lo que se ha hecho e incluso a una organización distinta de la cosa pública y aquellos –los comuneros electos incluidos- tienen la oportunidad para demostrar con todas las letras que aquello para lo que fueron electos se tiene la intención de cumplir con quienes los eligieron dedicándose a lo suyo ahora.
“Anoche, pasadas las 20, una fuerte tormenta afectó a la ciudad de Buenos Aires y varios sectores del conurbano, donde se registraron ráfagas de viento cercanas a los 80 kilómetros por hora que provocaron apagones generalizados, la voladura de techos, carteles y la caídas de cientos de árboles.
Además, una extensa zona del sur del conurbano, al menos entre la Capital y la localidad de Quilmes, se quedó totalmente a oscuras, debido a un gigantesco apagón que produjo la tormenta.
El temporal se extendió luego a varias regiones del país, como Entre Ríos, sur de Córdoba y Rosario, entre otras.
En Capital se registró la caída de granizo en barrios porteños como Villa Urquiza, el microcentro, Núñez y el norte de la capital, como también en el conurbano bonaerense, informó el Servicio Meteorlógico Nacional (SMN)”
No les vamos a caer con toda la fuerza a los comuneros que si bien tienen su cuota parte de responsabilidad (dedicarse a temas de orden distrital) priorizándolos por encima de las cosas cotidianas de cada comuna en las que si tienen incumbencia exclusiva, de acuerdo al mandato constitucional, deben ser parte de la solución y no del problema en conjunto con el poder central que debe –en forma obligatoria- reorganizarse.
“Seis personas murieron como consecuencia del temporal que azotó la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, donde hubo varios daños materiales por las caídas de techos, árboles y antenas.
Según informó la agencia DyN, tres personas fallecieron en la Villa 21 del barrio de Barracas, mientras que un hombre murió aplastado por una medianera en la zona sur de Flores.
En tanto, una joven de entre 20 y 25 años murió en la localidad platense de Gonnet al caer sobre ella un árbol cuando trataba de llegar a su casa en medio del temporal y otra mujer de 52 años aplastada por un poste”, agrega el portal www.perfil.com
Barrios enteros mostraban la furia de una tormenta que prácticamente se presentó a la forma de un tornado o abriendo las puertas a este desastre ambiental, en no mucho tiempo más.
En principio es que se ha llegado a un extremo que obliga a reorganizarse y esto escapa ampliamente a posiciones partidarias obligando a una mirada de Buenos Aires como ciudad metropolitana y dentro de ésta a una subdivisión de tareas o responsabilidades básicas.
El municipalista español Jordi Borja –a quien tantas veces se lo menciona y, desgraciadamente poco se lo escucha o se lo interpreta- tiene en otras felices expresiones aquella que se dirige al corazón mismo del manejo de la cosa pública: “Todo aquello que pueda decidirse en niveles inferiores no debe hacérselo en los superiores” y que le entra de lleno al tema básico de la descentralización de gobierno y administrativa de un municipio, un Estado provincial y quien dice, sino, a un Estado nacional.
Y aquí puede comenzar parte de la solución incluso porque llama a la responsabilidad y a una toma de conciencia de los actores involucrados en el orden constitucional e institucional que fuere necesario recurrir.
“En tanto, al menos 10 personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, al caer el techo de una iglesia sobre las víctimas que esperaban un colectivo a unos 40 metros de distancia durante la tormenta, en la localidad de Claypole.
Voceros del cuartel de Bomberos de Claypole informaron que el accidente se produjo alrededor de las 20.45 cuando las víctimas esperaban la llegada de un colectivo en la calle Eva Perón, entre las manzanas 32 y 33, del barrio Don Orione, en momento del temporal.
«Voló el tinglado de una iglesia y cayó sobre las víctimas que estaban en la parada de colectivos a unos 40 metros de distancia», señalaron las fuentes.
Los últimos años han traído al centro del escenario un tema vital cuales son las responsabilidades de los distintos funcionarios y en lo que respecta ala Ciudadde Buenos Aires la pregunta es si debe ser tarea de un Jefe de Gobierno responder sobre algún ocasional incendio de trágicas dimensiones.
Hace un tiempo en épocas que el Dr. Aníbal Ibarra era el jefe comunal expresó con claridad meridiana que “si hay una reunión de gobernadores o de intendentes, el Jefe de Gobierno porteño debe concurrir” y este es otro punto que podría resolverse redefiniendo incluso, los distintos puntos Institucionales los cuales deben ser resueltos sin más tardanza.
Y desde esta altura hacia niveles inferiores también obligan a redefinirse subdividiéndose funciones incluso.
¿Es tarea suya el corte de ramas de los árboles? ¿Debe ser el Ministro de medio ambiente y espacio público en nuestra ciudad quien se encargue?
De ningún modo, el Ministerio de Medio Ambiente debe concentrarse en un tema para nada menor (más aún con el cambio climático del que ya lo estamos padeciendo) y entonces, éste es un valioso punto para iniciar el proceso de descentralización real y efectivo –no un maquillaje- de distintos funcionarios.
Pero a la vez, es una oportunidad efectiva para darles las herramientas necesarias a las comunas porteñas para que no se dediquen a juntar firmas contra el alza del pasaje en subterráneos o en quedar bien con sus niveles superiores a la espera de cualquier oportunidad llamativa.
Los cambios que no se hacen por convicción se los debe hacer por necesidad pero cuando se llega a este punto, muchos techos de chapa han caído, de seis pasaran a doce los fallecidos, localidades del conurbano bonaerense seguirán sin luz y sin agua condenándoselos al paraíso del despropósito, vecinos evacuados, el ejército en las calles colaborando en distintas tareas que no está mal que lo hagan, pero si la cosa pública se manejase de otra manera no se llegaría a tal extremo.
Sinceramente no pensamos que sea la única solución pero sí una parte (porque el cambio climático es un drama internacional), pero el inicio sin duda entra por cubrir los espacios sin definición, por dar funciones a los comuneros para encargarse del corte de ramas o para que conozcan la comuna porque en muchas de ellas son tan amplias que resulta trabajoso conocer las necesidades de cada sector. El poder central debe darles las herramientas necesarias a las comunas pero con un control real y efectivo para no alimentar la burocracia que parece que se avecina.
Una vez más debemos decirlo: los cambios se los hace por convicción o por necesidad.
Reparar las plazas y no dedicarse cuando más a cortar el césped, dedicarse a observar con poder de decisión cuales ramas hay que podar, entre muchas otras, deben ser tarea de los niveles inferiores.
Es responsabilidad del poder central entregar esas herramientas pero también es de esos niveles querer asumir la tarea por las que fueron electos y no quedarse en cambios cosméticos.