¡Un 22 de octubre de 2005 hasta el Cielo se puso a llorar!
Y no era para menos. Pero junto a todos y cada uno de los arcángeles que lloraban sin parar, aquí en la tierra los chicos pobres que no tienen pan, las mujeres olvidadas por siempre en esta sociedad descartable, los enfermos necesitados de ayuda, los minusválidos y aquellos que menos tienen, despedían al Padre Carlos Cajade.
El Padre Carlos pudo hacer la de muchos: hablar lindo pero actuar mal. Pudo llenarse la boca con hermosas palabras alabando a Jesús y también, como muchos otros pudo usar la sotana para obtener privilegios personales.
Pero él no era así: era cristiano por sentimientos y por convicción antes que por conveniencia.
¡Cuántas noches le habrá llorado el alma antes que fundara su Institución de ayuda porque algún niño con la piel curtida por el sol se durmiera sin probar bocado alguno!
“El padre, el amigo, el hombre: Carlos Cajade, de 55 años y una de las figuras más trascendentes de La Plata, murió el 22 de octubre. Su cuerpo se fue para siempre, pero su alma y su obra quedarán de por vida en el corazón de miles de platenses que se conmovieron con la infausta noticia. El P. Carlos Cajade, que hace 21 años puso la piedra fundacional para una obra que brinda asistencia a cientos de chicos de la calle, estaba internado desde hacía varias semanas como consecuencia de un cruel tumor que le fue detectado el 12 de septiembre, después de que sintió unas molestias mientras jugaba al fútbol con sus amigos de la infancia. Jóvenes y adultos, chicos de la calle y sacerdotes, schoenstattianos en La Plata y en Schoenstatt, al recibir la noticia de la muerte del Padre Carlos Cajade no pueden contener las lágrimas… Por días, los diarios de La Plata – y hasta los de lectura nacional e internacional, como «La Nación» – estuvieron llenos de noticias sobre ese sacerdote, que en la Navidad de 1984 fundó una de las obras sociales más importantes de la región de La Plata: el Hogar de la Madre Tres Veces Admirable, donde además de un techo, se les da educación, alimento, y sobre todo amor a los chicos de la calle y a los abandonados y maltratados por sus familias”
Las precedentes líneas clarifican qué significó para la gente el Padrecito de los Pobres y como cristiano, murió como cristiano, sufriendo. El cáncer se lo llevó.
¿Por qué tantas veces los que viven para servir y no para ser servidos fallecen padeciendo el más terrible mal? Cristo fue el primero que pagó brutalmente su fe; Carlos Cajade también ejemplificando en su sufrimiento que el símbolo cristiano es la cruz, por consiguiente sufrir uno y todos los padecimientos hasta lo insoportable.
Días antes de fallecer y pese a sus dolores escribió: «Esperamos que nos salga bien para que, como lo hicimos hasta ahora en estos 20 años, (…) podamos seguir muchos más años bregando para que en nuestra región nunca más un niño llore injustamente»
Fundó escuelas, viviendas, centros de formación para aprendizaje de artes y oficios para los chicos pobres que no tienen pan ni amor.
El Padrecito de los pobres les iría a enseñar con su obra que existe un cristianismo que no negocia el sufrimiento aquellos que menos tienen. El Padre Carlos Cajade fundó una imprenta para que aprendan un oficio las personas en situación de calle y que hoy sigue funcionando.
El Padre Carlos Cajade sin lugar a duda cuando un niño llena de alimento su pancita vacía de varios días, el Padrecito resucita una y otra vez…