Acusar por las consecuencias de un temporal como el del miércoles 4 de abril de 2012 a un gobierno o a otro de la General Paz o del Riachuelo resulta una bajeza difícil de encontrar.
¿Puede un gobierno del signo que fuere evitar las consecuencias de un tornado como el que ha experimentado el área metropolitana de Buenos Aires?
Resulta imposible pero, en todo caso, es un llamado a la reflexión y a encarar medidas públicas en forma más severa.
Resulta penosísimo que se haga política partidaria de este lado de la General Paz cuando a pocas cuadras y tan sólo cruzando un límite administrativo o territorial ocurrió exactamente lo mismo.
Ituzaingo, Florencio Varela, Avellaneda, Ciudadela, Haedo -entre otros lados- también denuncian falta de imprevisión si ése fue el caso.
Y si hubo negligencia –cosa que no nos animaríamos a afirmar- esto mismo vale para ambos distritos.
Pero como ya hemos dicho, lo fundamental empieza ahora.
Porque si hubo imprevisión y negligencia la próxima vez que ocurra no se va a poder decir lo mismo. En caso de volver a ocurrir no existirán argumentos válidos ni pretextos que valgan.
Por supuesto que un tornado o un vendaval con parecidas características no es fácil de controlar y más aún cuando esto mismo viene sucediendo en otros lugares del planeta y con distintos gobiernos.
Katrina en USA demostró que cuando se desatan los vientos huracanados la respuesta es muy difícil. E incluso, si vamos al caso, es de muy difícil previsión. Esto no se puede poner en duda.
Pero lo que sí se puede hacer es en primer lugar no hacer política partidaria y muy berreta por cierto; berreta, lamentable y que habla incluso, de la incapacidad ética y moral de quienes lo hacen. Pero esto vale para todos, de un distrito o del otro, sin diferencia que lo justifique.
Buenos Aires como área metropolitana debe dar respuesta más allá del color político o partidario se trate.
Existen familias que han perdido lo poco que tenían y que tanto les costó poseer. Techos desplomados, chapas que volaban como cuchillos al aire, árboles que se derrumbaban aplastando casas y pertenencias.
De a poco, los muertos ya no eran tres o cuatro, ya llegaban a diez, y después a doce y catorce.
Es necesario tomar conciencia que detrás o abajo, en este caso, de un árbol hay una familia, una persona, quien necesita una respuesta. Pero una respuesta ¡YA! No puede esperar, no debe esperar.
Es imprescindible ahora que en menos de un mes produjo dos granizadas mayúsculas con piedras de un tamaño que hace temblar al más desprevenido, que ahora y en este caso urgente, el área metropolitana de Buenos Aires establezca un comité de crisis con la vista puesta en las necesidades de las personas antes que en las partidarias.
No es una responsabilidad del mañana, es una obligación actual.
Y en este caso, la responsabilidad y la obligación indicará donde se pone el eje de la mirada: en las necesidades de las personas o en los mezquinos intereses partidarios. Buenos Aires área metropolitana como el comité de crisis no puede ni debe esperar. La gente tampoco…
Y en este caso, aquel mensaje de Semana Santa y de Quien llegó a servir y no ser servido. Quien llegó a lavar los pies y los lavó con esmero, obliga a funcionarios y a quienes puedan tener poder de decisión, a repetir a aquel gesto de hace tantos siglos porque quien no vive para servir, no sirve para vivir.